Julio P. N. declaró ayer en la Audiencia Provincial de Madrid que después de matar a Joaquín G.J. en febrero de 1997, y antes de sepultarlo, le cortó la cabeza y las manos con un hacha porque "tenía miedo" de las represalias de la familia de la víctima y porque vio esta forma de actuar "en una película". Los otros dos acusados por este crimen se declararon inocentes y afirmaron que nunca estuvieron en el lugar de los hechos.En la Sección Quinta de la Audiencia comenzó ayer el juicio contra los tres implicados de matar a Joaquín G. J., de 22 años: Julio P. N., su hermano Óscar y Andrés A. G. La fiscalía pide 13 años de condena para ellos y una indemnización de 15 millones de pesetas para los padres de la víctima. La acusación particular solicita 17 años de cárcel por asesinato, y las defensas, la absolución.
En su escrito de calificaciones provisionales, la fiscalía narra que el 28 de febrero de 1997 los tres acusados detuvieron en la calle a Joaquín G. J. y le invitaron a subir a su vehículo. Una vez allí, le golpearon con una llave de cambiar las ruedas de un coche, y, ya muerto, le cortaron la cabeza y las manos. Lo enterraron en una fosa que cavaron en la casa de Julio P. N., en Villanueva de la Cañada, y después pusieron una capa de cemento.
Julio P. N. declaró que "no tenía intención" de matar a Joaquín y que la pelea que desencadenó el crimen estaba motivada por las amenazas de violación que éste había hecho a una hermana suya y porque supuestamente robó dos coches de su familia.
En su declaración, Julio -el único acusado que está en prisión- aseguró que se encontraba "solo" cuando sucedieron los hechos. Cuando Julio se dio cuenta de la muerte de Joaquín, comenzó a dar vueltas por la Casa de Campo con la víctima en el interior del coche. "No sé cuánto tiempo estuve dando vueltas. Después me fui a la casa de mi novia, se lo conté todo y decidimos enterrarlo. Tardamos unas tres horas", relató el acusado.
Antes de sepultarlo, Julio, tal como lo había visto en una película, según dijo, le cortó la cabeza y las manos al cadáver y los introdujo en una bolsa de basura verde que después arrojó a un contenedor.
El juicio proseguirá hoy con la declaración de una testigo protegida, la ex novia de Julio P. N., quien reveló a la policía el lugar donde estaba el cadáver.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de septiembre de 1999