No es del todo difícil comprender la opción de los padres de Gabriel, el niño almeriense que este curso no irá a la escuela, y nos atrevemos a afirmar que, con preparación y medios, muchos padres del medio rural de Salamanca harían lo mismo: alejar a sus hijos de un sistema escolar que no les garantiza un mínimo de calidad. Preescolares aparcados en una alfombra mientras se imparte inglés y otras materias al resto de alumnos de primaria de su escuela, niños de 6 y 7 años cambiando de profesor cada dos por tres, clases de idioma extranjero a grupos de hasta cuatro niveles diferentes, y un larguísimo etcétera, es para quitar el sueño a cualquier padre responsable o profesional de la enseñanza comprometido con su tarea.- y cuatro firmas más.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de septiembre de 1999