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La polícia sospecha que los asesinos del vigilante de Granada eran menores

Una banda que ya ha cometido varios atracos, y de la que la policía dispone de varias pistas, es la autora de la muerte del vigilante jurado Manuel Ortega Soria, asesinado la noche del jueves en una gasolinera de Granada de dos tiros en la nuca. La Junta Provincial de Seguridad adoptó ayer diversas medidas para devolver el sentimiento de seguridad a la calle tras consumarse el quinto crimen sangriento en cinco días, entre ellas evitar con medios asistenciales las concentraciones callejeras de mendigos.

Tres individuos enmascarados y vestidos con sendos monos de trabajo irrumpieron en el interior de la gasolinera con ánimo de perpetrar un atraco, pero cuando descubrieron al vigilante, armado con una simple defensa de goma, desistieron, lo encañonaron con una escopeta de postas y le dispararon a quemarropa dos disparos en la nuca y huyeron. Todo ocurrió en apenas ocho segundos. La escena, grabada por la cámara de seguridad, no deja dudas: los desconocidos iban a robar, y no a saldar una venganza con el vigilante, un hombre de 25 años de la empresa Alhambra Seguridad que cobraba 600 pesetas por hora de trabajo. Tampoco fue un disparo fortuito. El sujeto que disparó apuntó con frialdad a la nuca del vigilante antes de descerrajar los dos tiros que le provocaron una herida en el cuello de tal envergadura que en un principio se pensó que lo había rematado con un hacha. El jefe de Policía de Andalucía oriental, Enrique de Federico, confirmó que los malhechores forman parte de una banda que ha dado varios golpes y cuya pista sigue desde hace tiempo la brigada antiatracos. No quiso comentar un rumor escalofriante: si de ella forman parte menores de edad. La Junta de Seguridad Ciudadana, reunida con carácter de urgencia, acordó ayer diferentes medidas para paliar el sentimiento de inseguridad que ha invadido una ciudad que, hace una semana, fue representada por el subdelegado del Gobierno, Julián Urbano, como una de las más tranquilas del país. Entras ellas figura una campaña montada en colaboración con los diferentes servicios de atención a los marginados para evitar la concentración de mendigos y vagabundos en plazas y calles céntricas. El alcalde de Granada, José Moratalla, puntualizó que no se trata de "limpiar" de menesterosos la ciudad sino "de hacernos cargo de sus necesidades". "Son concentraciones de personas que quizá no son delincuentes pero que por su aspecto trasladan una sensación de intranquilidad", añadió. Además, las fuerzas del orden emprenderán acciones coordinadas para prevenir la delincuencia no sólo en Granada, sino en toda su área metropolitana, que suma tantos habitantes como la capital. De otro lado, Francisco Fernández Martín, el policía que salvó la vida milagrosamente el pasado miércoles, reconoció ayer a Luis Miguel Mingorance como la persona que le atacó y mató de una puñalada en el corazón a otro agente.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 2 de octubre de 1999

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