Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

Todo bajo control

No hubo protocolo ni se exigió formalismo en el vestir, pero sí hubo una seguridad extrema. Los bolsos fueron controlados por rayos X y los invitados tuvieron que pasar bajo un arco para detectar metales. Las personas que acudieron al teatro habían tenido que facilitar con anticipación su nombre, y las localidades que se les habían asignado eran personales e intransferibles. Ello ocasionó algunos problemas de logística. La euforia de invitar a los trabajadores del Liceo no tuvo inicialmente en cuenta que a los miembros de la orquesta, coro y personal de escenario les resultaba imposible estar en la sala mientras debían, al tiempo, tocar en el foso, cantar en el escenario o encargarse de la escenografía. Obtuvieron autorización para traspasar sus localidades a familiares y amigos previa identificación del beneficiario.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de octubre de 1999