Muy esperado y magistral el artículo de Juan Luis Cebrián El fin del silencio (EL PAÍS, 17 de octubre) sobre el caso Liaño. Yo creo que a estas alturas ya están decantadas todas las sensibilidades de los medios de comunicación sobre este caso y sus protagonistas. Ha sido necesario un Gobierno de derechas para comprobar quien es quien en la judicatura, en la fiscalía y en la prensa. Todo forma una trama de vectores con una discreta pero fehaciente interacción. Aznar ha llevado su pírrica victoria a todos los rincones que ha podido, que no son pocos. Para ello se ha dotado de una red de información y comunicación afín a su causa. No hay duda de que los ciudadanos que elegimos para ser informados la prensa escrita sabemos qué es lo que compramos y aquello que leemos. De igual forma sucede con las grandes cadenas de radio. Somos conocedores de qué y de quién son portavoces. En los informativos de televisión podría ser igual, pero la inercia de haber visto desde siempre las noticias en La Primera de TVE cubre una información mayoritaria, a pesar de que las emisoras privadas van abriéndose camino. No obstante, mientras TVE esté al servicio del Gobierno de turno, la manipulación está servida. Alguna diferencia existe entre el Gobierno socialista y el popular. Aunque el Gobierno de izquierda utilizara el ente público para su provecho, fueron ellos quienes trajeron las cadenas privadas a nuestro país. Los de derechas, sin embargo, en su eterno caminar hacia el centro, no sólo utilizan el medio público, sino que ya tienen otros medios afines a modo de estómagos agradecidos. El señor Aznar tiene en sus manos la prueba del algodón ante la denuncia de los socialistas presentada al Defensor del Pueblo. Los informativos de Tele5, por ejemplo, páselos por La Primera de TVE.- .
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de octubre de 1999