García Pitarch, comentarista futbolístico del sistema público de Televisión Valenciana, debería cultivar un poco su léxico vernáculo. Pues no es que hable blavero o catalán, es que no habla nada, tal es su popurrí. Y que no pretexte, como otros, la inexistencia de normas y de la famosa Academia non nata. Ya que le pagan por garrulear podría, al menos, leerse algún libro y obviar los castellanismos más crispantes.
Guillermo Carnero, catedrático de Literatura Castellana de la Universidad de Alicante (UAL) y valenciano de linaje, se siente incómodo cuando se usa la lengua del país en su departamento. Es un viejo síndrome muy generalizado en aquella ciudad. Pero en su caso, y habida cuenta de su copete académico, habría de ser más tolerante, si no puede ser más inteligente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de octubre de 1999