"Nosotros vendemos de todo", comenta Abderrahem, inmigrante marroquí, empleado en uno de los bazares. "Los precios quizás sean un poco más bajos que en otros establecimientos, pero no hay que entender esto como competencia desleal, porque nosotros compramos al por mayor. Y, además, nuestros clientes, aunque también hay alicantinos, son mayoritariamente los argelinos con menor poder adquisitivo", razona.Estos comerciantes aseguran sentirse cómodos en Alicante, aunque ni han constituido una asociación específica, ni se han intregado en las que aglutinan a los comerciantes autóctonos. "Nosotros nos limitamos a pagar nuestros impuestos y vender", asegura un inmigrante argelino que regenta un bazar desde hace nueve años en la calle de RafaelTerol. "No tenemos ningún problema ni con los vecinos ni con el resto de comerciantes", comenta.
Los propietarios de los bazares también se lamentan de la crisis económica que afecta en estos momentos a los países del Magreb, especialmente Argelia, de donde procede la mayor parte de los clientes de los bazares de Alicante. "No se vende como hace unos años atrás", explica un propietario de un bazar. "De ahí, que también tengamos que captar a los clientes españoles. Y en este sentido tenemos que decir que cualquier español que compra en nuestras tiendas, repite", dice más adelante.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 24 de octubre de 1999