El año 1999 puede pasar a la historia de ETA como el año gafe de la banda, diezmada por operaciones policiales que, en muchos casos, han sido consecuencia de hechos accidentales ajenos a las investigaciones antiterroristas de los cuerpos de seguridad, según afirman las versiones oficiales.El 17 de febrero, agentes de la Gendarmería que participaban en un dispositivo contra los robos en Orthez (Sur de Francia) sorprendieron al presunto etarra Mikel Ganuza cuando se disponía a sustraer una furgoneta. Ganuza fue detenido, aunque otro activista logró darse a la fuga.
El 4 de abril, un mendigo ebrio forzó la puerta de un garaje de Bayona y puso al descubierto un depósito alquilado por ETA en el que se almacenaban 1.200 kilos de explosivos. Las investigaciones derivadas de este descubrimiento llevaron a la localización de otro garaje con explosivos en Boucau.
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Un incendio, al parecer provocado por la combustión de unos componentes químicos, llevó a los bomberos y a la policía a un chalé de Ciboure, el 4 de mayo, en el que se escondían dos zulos con casi 200 armas de fuego, junto a granadas, explosivos y otro material para cometer atentados.
Asimismo, un control de la Gendarmería con motivo de la Operación Salida del 1 de agosto condujo a la detención en Tarbes de Jokin Etxeberria, un estrecho colaborador de Mikel Albizu, Antza, jefe del aparato político de ETA.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de octubre de 1999