Pasados los primeros momentos de alegría por la reciente absolución del Tribunal de Palermo, Giulio Andreotti parece haber recuperado toda la mortífera intencionalidad verbal que le atribuyen sus compañeros políticos. En una de las decenas de entrevistas que ha concedido, el senador vitalicio lanza la teoría de que un "instigador" externo a la fiscalía de Palermo y a la de Perugia habría impulsado ambos procesos con la única intención de "echarlo" de la política.Al calor de la sentencia absolutoria que ha dividido Italia en dos universos -el de los que están dispuestos a elevar a Andreotti a los altares y el de los que defienden las razones de los fiscales que abrieron hace siete años la investigación judicial contra él- el asunto cobra una nueva importancia. Las palabras del que fuera hombre clave de la escena política italiana durante más de 40 años provocaron ayer encontronazos políticos.
[Andreotti anunció ayer que se querellará contra el magistrado Mario Almerighi, que fue uno de los testigos en el juicio, informa la agencia Efe.]
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de octubre de 1999