Según EL PAÍS, 100.000 niños mahometanos recibirán, si lo desean, clase de su religión en las escuelas públicas. Me opongo. Como no creyente que comprueba día a día en los hechos que "toda religión es falsa y, a la vez, dañina", como decía Russell, me resisto a que mis impuestos se destinen a pagar clases católicas, mahometanas, luteranas o judías. Pero veo que eso inútil. Bien, pues que también los impuestos de los creyentes católicos, mahometanos, luteranos o judíos se destinen a pagar clases alternativas de derechos humanos a los alumos no creyentes que así lo deseen. Después de todo, la Constitución define como "objeto de la educación" formar al alumno "en el respeto a los principios democráticos y derechos y libertades", y no en el respeto a los principios religiosos.En España, país donde la Inquisición -monumento a la libertad de pensamiento y expresión- ha modulado tanto nuestra historia, ver al alumno elegir que le expliquen la constitucional libertad de pensamiento y expresión, o que le expliquen, según todos los cánones, ese "estado del alma eternamente separada de Dios" que es el infierno tras la muerte, enseñanza que tanto modula todavía algunas religiones, y que tanto contribuye a asentar la libertad de pensamiento y expresión tras de la muerte, sería sumamente ilustrativo.- . .
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de octubre de 1999