Un niño somalí murió de una dolencia común de la que podría haber sido fácilmente curado si sus padres, recién llegados a Holanda, hubieran contado con la asistencia de un intérprete cuando visitaron a los médicos.El hospital de la ciudad holandesa de Tilburg reconoció ayer que el niño falleció víctima de una crisis el martes pasado, cuando fue llevado por sus padres a la sala de emergencias de ese centro asistencial .
Durante varios días, los padres llevaron a su hijo a varios médicos de la localidad en la que viven, pero tuvieron problemas insalvables de comunicación y ni los inmigrantes ni los doctores lograron hacerse entender durante las consultas.
Según el diagnóstico, establecido finalmente por un médico el martes pasado, el niño sufría de una simple infección intestinal y murió deshidratado.
Ese mismo día, el niño somalí fue ingresado en el hospital de Tilburg, pero todos los esfuerzos por salvarle la vida iban a resultar ya inútiles. El caso será denunciado ante las autoridades sanitarias holandesas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de octubre de 1999