Springboks y Wallabies, Suráfrica y Australia, dos de los grandes del Sur, juegan hoy (16.00, Eurosport), en el templo sagrado de Twickenham, en Londres, la gran semifinal de la Copa del Mundo de rugby. Se presenta un tremendo e igualado choque de defensas y astucias, de pequeños o grandes detalles, como demostró el apertura surafricano De Beer al destrozar a Inglaterra en cuartos de final con sus patadas a balón parado o en botepronto (drop). En su último enfrentamiento dentro del torneo de las Tres Naciones ganaron los surafricanos en su casa por un mínimo 10-9. Mañana (17.00), en el mismo escenario, Nueva Zelanda deberá ganar sin demasiados problemas a Francia.Tal vez Nick Mallett, el técnico surafricano, ya está echando las mismas cuentas que en la pasada edición, cuando Suráfrica se impuso en la final jugando en casa, pero contra pronóstico, a la que parecía imbatible Nueva Zelanda, ya con el asombroso Jonah Lomu como ariete. Entonces, siempre con un sospechoso bajón físico neozelandés por una supuesta intoxicación general, la defensa surafricana frenó incluso los 1,96 metros y 118 kilos jugador de origen samoano. Mallett ha declarado también que los All Blacks deberían haber tenido una semifinal más difícil.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 30 de octubre de 1999