Manfred Koster (izquierda) y Klaus Jacobi posan junto al pequeño BMW Isetta que permitió al primero burlar la vigilancia del Muro de Berlín. Koster se había escondido en un compartimento construido dentro del vehículo por Jacobi, que además lo conducía. El popular coche alemán de posguerra permitió ocho huidas similares hasta que al noveno intento los guardias descubrieron el truco.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de noviembre de 1999