Unas 300 personas, familiares y amigos de Mari Carmen Merino, la joven asesinada en Mislata y descuartizada por su marido cuando estaba embarazada de nueve meses, se manifestaron ayer en Valencia para pedir un cambio en la legislación que obligue al cumplimiento íntegro de las penas por asesinato.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 7 de noviembre de 1999