Ha llegado un momento en el que ya no sé muy bien lo que soy, al ver y oír algunas actuaciones o declaraciones de personajes de la vida pública española; verán, nunca me consideré un fascista; la derecha nostálgica del antiguo régimen, los ataques de grupos de extrema derecha a mendigos, inmigrantes y demás colectivos son cosas que siempre me han repugnado; claro que ahora parece que tampoco puedo ser antifascista (¡!), ya que entre mis aficiones de fines de semana no se encuentra el ataque a cajeros automáticos, ni romper lunas de bancos, ni atacar a ETT, ni hacer pintadas, ni nada que se le parezca.En fin, que, por no poder ser ni fascista ni antifascista, pensé que bastaba con ser demócrata; pero, atención, que llega Otegi y dice que la detención de una miembro de ETA (con delitos de sangre) es un ataque contra la democracia que pretenden que se alcance en el País Vasco (o Euskal Herria, si lo prefieren). En fin, que parece que tampoco soy demócrata. ¿Alguien lo entiende?-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 7 de noviembre de 1999