El palacio de Euskalduna de Bilbao tenía vocación de buque varado y se está convirtiendo en un viaje al pasado. Primero los astilleros, de ahí su nombre, y después las grúas o las escorias. Frente a la puerta principal del teatro-palacio de congresos se acumulan esculturas varias que traen el recuerdo del viejo Bilbao, negro e industrial. En la foto, se puede ver un trabajador fumigando las escorias de ferrería que a modo de escultura reposan al borde de la ría. Este producto a la espera de ser reciclado causa la sorpresa de los congresistas y visitantes del último edificio del nuevo Bilbao.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 7 de noviembre de 1999