Quiero manifestar mi indignación por el constante retraso del autobús urbano que hace el trayecto Leganés-Madrid. De un año a esta parte, el trayecto que hacía desde mi casa hasta el colegio en un tiempo de doce minutos, ahora me cuesta hora y media en el mejor de los casos.La razón es doble: por un lado, las obras de la M-45, que están en pleno desarrollo, y de otro lado, la reurbanización de Leganés (en particular, Zarzaquemada), eliminando semáforos, haciendo glorietas en cada intersección de dos calles y el estrechamiento al máximo de las mismas, dejándolas limitadas al ancho de un solo vehículo. Esto genera enormes atascos, que suponen un verdadero sufrimiento que soportamos diariamente.
¿Cuándo acabará este infierno?- Cuarto B de ESO de Nuestra Señora de las Escuelas Pías de Carabanchel.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de noviembre de 1999