En la última página del Ciberp@ís del 28 de octubre de 1999 aparece un anuncio de un servidor de Internet que, para recalcar la rapidez de sus servicios, exalta de un modo abierto a los automovilistas que se saltan sin ningún recato los límites de velocidad.En los últimos años han proliferado de un modo alarmante los anuncios publicitarios cuyo mensaje no consiste sino en elevar a la categoría de virtud todo tipo de conductas incívicas, y hasta crasamente delictivas, dando a entender que la gente in de los tiempos que corren es precisamente aquella que se salta a la torera cualquier norma de convivencia y de respeto a los demás. Puesto que cada vez hay más gente incívica entre nosotros, es de suponer que este tipo de estrategia publicitaria es altamente rentable.
Opino que debería haber algún organismo que obligara a los anunciantes a enfocar sus campañas con un mínimo de ética. También pienso que los medios de comunicación deberían plantearse rechazar anuncios que, como el que motiva esta carta, ensalzan formas de conducta contrarias a la convivencia ciudadana y, como pueda ser el caso del exceso de velocidad, causan cada año en nuestro país centenares de víctimas.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de noviembre de 1999