Desde hace 12 meses, Chu Shiya, una anciana china de 101 años, se mueve como pez en el agua por el inestable mundo de la Bolsa. Según informa su familia, la centenaria mujer realiza operaciones con regularidad en el mercado de valores de Shanghai tras tomar el pulso a los movimientos bursátiles ayudada de una calculadora y un ordenador personal. Chu se vio obligada a convencer a una de sus nietas para que se hiciera su agente: "No te impacientes y espera hasta que las cosas funcionen", tranquilizó la anciana a su familiar cuando le ordenó vender unas acciones el primer día que jugó en Bolsa, tras lo que se hizo con un beneficio de cerca de 20.000 pesetas. Chu Shiya, agricultora, canguro y pequeña empresaria antes que especuladora en mercados financieros, asegura que se inició en esta aventura por curiosidad y para demostrar su habilidad en este campo, donde ha obtenido grandes beneficios, que no ha querido cuantificar. "El dinero no me preocupa; sólo quiero hacer algo interesante en la vida", asegura la anciana. Lo mismo parece opinar su nieta: "Se muestra indiferente a las pérdidas y a las ganancias".-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de noviembre de 1999