Me pongo en contacto con ustedes para que, a través de sus páginas, quede constancia de nuestra indignación y hacer una llamada de socorro para el comercio.En Arganda del Rey, donde tengo un comercio dedicado al deporte, hay tantos rumanos que probablemente superen los mil, los cuales habrán salido de su país para buscar una vida mejor, lo que es muy aceptable, pero lo que no puedo aceptar es que roben en mi negocio.
Tan sólo entran en las tiendas para robar; debo aclarar que no son todos, porque hay personas de esta nacionalidad que son ciudadanos honrados.
¡Ojo!, comerciantes, entran en nuestros establecimientos en pequeños grupos (de dos o más), casi nunca viene uno solo. Pasan sin un saludo, sin mediar palabra; les preguntas y no contestan. Y al menor descuido, mientras estás atendiendo a otras personas, se meten la prenda (con percha y todo) debajo del abrigo. Es patético, estamos indignados y muy hartos.
Señores dirigentes: si en Arganda del Rey siguen viniendo cada vez más rumanos que roban, nos veremos obligados a poner en nuestros establecimientos, por muy penoso que sea y aunque se nos critique, el siguiente texto: "Prohibida la entrada a rumanos", porque nos roban. El comerciante también tiene derecho a sobrevivir (trabajando). Las personas honradas lo entenderán, incluyendo a los rumanos honrados. Esperamos no tener que llegar a este extremo. Desde aquí, mi apoyo incondicional para los emigrantes, sean de la nacionalidad que sean y que se ganan la vida honradamente, de igual modo que lo hago yo. SOS para los comerciantes españoles.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de noviembre de 1999