Los sindicatos policiales de Sevilla se han unido, como nunca lo habían hecho antes en su historia, para pedir la dimisión del actual jefe superior, Julián Martínez Izquierdo. Las acusaciones contra Martínez Izquierdo no parecen meras bravatas. Por ejemplo, el sindicato ANPU anunció ayer que había presentado una denuncia contra el jefe superior por el presunto cese irregular de algunos funcionarios.Pero que los sindicatos -que agrupan alrededor del 90% de los alrededor de 2.200 agentes del Cuerpo Nacional de Policía en la provincia de Sevilla- hayan decidido aunar fuerzas revela motivos de mayor calado en las críticas hacia el jefe superior.
El espectáculo de las giraldillas falsas que se aprovecharon de la oportunidad para enviar a todo el mundo mensajes a favor de los presos de ETA durante la ceremonia inaugural de los Campeonatos Mundiales de Atletismo celebrados en Sevilla el pasado mes de agosto se incrustó en el mismo alma de los policías sevillanos, que de la noche a la mañana se veían cuestionados por el, a su juicio, fallo de las más altas estructuras. Fundamentalmente los cargos políticos, entre los que los sindicalistas incluyen a Martínez Izquierdo.
Hace algunas semanas, el subdelegado del Gobierno en Sevilla. Andrés Herranz, era sustituido, en lo que los sindicatos policiales ven la primera de las víctimas del fiasco de los Mundiales. Un desastre que, a su juicio, se podía haber evitado si los mandos policiales (políticos o no) hubieran hecho prevalecer sus tesis de seguridad.
El próximo 1 de diciembre está programada una manifestación contra la, siempre según los sindicatos, política desacertada de promociones y complementos salariales de Martínez Izquierdo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de noviembre de 1999