El análisis de los datos tomados por la sonda suicida de la nave Galileo, que entró en Júpiter en 1995, cuestiona la teoría actual de formación de los planetas y de la historia primitiva del Sistema Solar. La sorpresa está en la composición del planeta gigante, que tiene dos o tres veces más gases nobles (argon, criptón y xenón) de lo esperado si se hubiera formado exclusivamente a partir de los gases de la nebulosa en que nació el Sol. Además, contiene tres veces más nitrógeno de lo previsto.La sonda suicida, del tamaño de coche utilitario, se desprendió de la nave Galileo y penetró en la atmósfera de Júpiter hace cuatro años tomando datos durante una hora, hasta que se destruyó por las condiciones infernales allí reinantes. Debido a los problemas técnicos de la Galileo, que sigue funcionando en órbita de Júpiter, gran parte de la información de la sonda suicida tardó varios meses en llegar a la Tierra. Luego, el análisis de los datos ha sido muy laborioso. Los nuevos resultados sobre la composición del planeta gigante se dan hoy a conocer en la revista Nature.
Júpiter gira ahora alrededor del Sol a una distancia de unas cinco veces la de la Tierra a la estrella, y la temperatura allí es demasiado alta para que se hayan acumulado las cantidades descubiertas de argon, criptón y xenón. La teoría de que estos gases llegaron al planeta gigante -añadiéndose al hidrógeno y helio inicial- en pequeños cuerpos helados procedentes de las regiones del Sistema Solar en que se concentran no cuadra: una de esas regiones sigue siendo templada para atrapar argon, criptón y xenón en las cantidades medidas; la otra está suficientemente lejos pero los gases se habrían disipado de los cuerpos helados al aproximarse al Sol.
Una explicación alternativa sugerida por los investigadores es que Júpiter estaba inicialmente mucho más lejos del Sol que ahora. Otra posibilidad es que la nebulosa primitiva de gas en que se formó el Sol y los planetas estaba mucho más fría de lo que se pensaba.
Si a estas nuevas hipótesis se añade el descubrimiento reciente de planetas extrasolares del tamaño de Júpiter pero mucho más cercanos a sus estrellas respectivas, resulta muy atractiva la idea de que los planetas gigantes gaseosos pueden formarse lejos de los astros e irse acercando a ellos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de noviembre de 1999