En Sevilla la jornada de protesta de los trabajadores de astilleros culminó con el lanzamiento de huevos y tierra sobre la fachada de la sede regional del PP. Hubo además un breve altercado con la policía, al impedir los agentes que los empleados entraran en el edificio. Unas horas antes, los miembros del comité de empresa habían entrado en el patio de la sede del partido. Se encadenaron y desplegaron una gran pancarta en la que se pedía la continuidad de la factoría sevillana. Los representantes corearon lemas reivindicativos y zapatearon constantemente, lo que impidió la celebración de una reunión de responsables de la comisión de infraestructuras del PP que abandonaron el edificio y concluyeron su reunión en un hotel.
La actividad en la factoría sevillana está bajo mínimos. Los 365 trabajadores de la plantilla, más el personal de las empresas auxiliares, tienen que repartirse las tareas de un barco en construcción cuya botadura está prevista para el próximo día 26. De momento, no hay ningún nuevo contrato. Si la situación prosigue, el personal podría verse afectado por una regulación de empleo o por el cierre de la planta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de noviembre de 1999