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CARTAS AL DIRECTOR

Aznar en Cuba

Cuando uno está muy en desacuerdo con otra persona, pero decide ir a su casa porque allí se reúnen por libre voluntad un grupo de amigos comunes de ambos, no resulta lo más correcto, ni mucho menos lo más útil, exponer de nuevo las diferencias que nos separan de ella justo antes de personarse en su casa, ni andar toda la visita enfurruñado para mostrar a todos los demás una opinión que ya conocen.Hay formas perfectamente coherentes de mantener el criterio, favorecer la reunión entre amigos y mostrar el respeto y el agradecimiento que todo huésped debe a su anfitrión. Hay formas de demostrar una categoría personal y de evitar la ramplonería política. Son las formas que le han faltado a Aznar en Cuba.- .

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de noviembre de 1999