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Trucos para incentivar la lectura

Leer es un placer, sí, pero un placer que requiere atención, concentración e imaginación. No es como la televisión o el cine, tan directos, que no piden al interesado más esfuerzo que sentarse y mirar, mientras le vierten las historias encima. Conscientes de la competencia desleal de estos medios omnipresentes, y de la necesidad de atraer a los niños y a los adolescentes a los libros, un centenar de profesores de Lengua y Literatura -de secundaria sobre todo, aunque hay alguno de primaria- se han reunido esta semana en Málaga para intercambiar ideas y experiencias. Son las II Jornadas sobre las Lecturas, organizadas por el Centro de Profesorado de Málaga. En ellas, como explica uno de sus coordinadores, José Jiménez, "se trata de conseguir que la lectura sea un elemento más de la educación". Para ello ofrecen variedad: tocan la literatura juvenil, los clásicos o la poesía, todo vale para enganchar a los jóvenes lectores. Y además de las ponencias, se han programado mesas redondas, talleres y conferencias de escritores. Justo Navarro habló el lunes sobre la pasión de leer, la pasión como padecimiento y como fervor. Vienen también Luis García Montero y Pablo García Baena, "para dar testimonio de su tarea, y para que se vea también el otro lado de la literatura", aclara Jiménez.

La primera ponencia de las jornadas fue La literatura juvenil en la formación del lector", de Cristóbal González, el director del Departamento de Didáctica de la Lengua y Literatura de la Universidad de Málaga. González señaló que los libros infantiles están tan introducidos en la escuela que los niños terminan por asociarlos al aprendizaje de cada día, a las clases, a la rutina, en vez de mirarlos como fuentes de diversión. En secundaria, aseguró González, se repite el mismo fenómeno, pero en este caso, de una forma mucho más grave. La respuesta del profesor a esta realidad: "buscar actividades lúdicas, experiencias placenteras". Ya saben: los libros, al recreo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 1 de diciembre de 1999