Luis García Sáez, el propietario de la constructora AGT, declaró ayer por segunda vez ante el juez que instruye la querella presentada contra él por estafa e insolvencia punible. Durante su comparecencia, que duró más de una hora, el ex diputado del PSC explicó que la sociedad cerró el pasado año con un beneficio superior a los 27 millones de pesetas, si bien suspendió pagos el pasado mes de septiembre con un pasivo de 2.800 millones. A la salida del juzgado, García Sáez fue increpado por dos de los numerosos industriales a los que AGT adeuda entre 24 y 35 millones y que declararon como testigos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 3 de diciembre de 1999