La Navidad ha puesto entre la espada y la pared al acebo, un llamativo arbusto que cubrió hasta hace décadas grandes extensiones de la sierra. De hecho, hasta un pueblo, La Acebeda, le debe su nombre. Sin embargo, su utilización masiva como elemento decorativo de las fiestas navideñas ha provocado la práctica desaparición de la especie en Madrid. La Consejería de Medio Ambiente, en un intento de evitar la rapiña de los últimos ejemplares autóctonos, presentó ayer la Séptima Campaña para la Protección del Acebo. ¿Su objetivo?: fomentar que el público compre sólo acebos nacidos en vivero. Una vez finalizado el periodo navideño, la consejería pondrá en marcha una nueva campaña de concienciación ciudadana para que los arbustos adquiridos puedan ser replantados en los bosques de la región.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 4 de diciembre de 1999