Esta vez no es la antigua Yugoslavia, sino la vieja URSS.Esta vez no es Kosovo, es Chechenia.
Esta vez no es Slobodan Milosevic (el desconocido), es Borís Yeltsin (el vodkahumano andante).
Esta vez no es una limpieza étnica, sino terrorismo.
Esta vez no son seres humanos, niños, hombres y mujeres: son terroristas a los que hay que combatir y eliminar de la faz de la tierra.
Esta vez es Grozni la que está a punto de ser barrida por las bombas y el Ejército ruso, que ha desempolvado sus armas de exterminio.
Esta vez es Rusia, que para justificar los últimos atentados cometidos este verano en su capital, Moscú, y cercanas las próximas elecciones a la presidencia de la república coloca sus misiles y sus tanques en el punto de mira de esa región del Cáucaso.
Los refugiados a lo largo de las fronteras ya ni se cuentan. Un invierno muy crudo les espera.
Esta vez la comunidad internacional poco hace y dice.
Se me encoge el corazón, se me alarga el alma.- . .
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de diciembre de 1999