Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

Un libro demuestra que la Universidad de Oñati se cerró por causas políticas

La Universidad de Oñati fue al País Vasco lo que la de Valladolid a Castilla-León. Ésta es una de las principales conclusiones del libro La Universidad de Oñati, desde las reformas ilustradas hasta su supresión definitiva (1772-1842), de Juan Antonio Morales Arce. El estudio, cuyo germen es una tesis doctoral, reivindica la importancia de este centro del pensamiento en el que se formaron "el 20 % de los electos de las Vascongadas representados en el Parlamento" español. "Oñati", dice el autor, "no se cerró por insuficiencia intelectual ni financiera". El autor de este libro, la sexta entrega de la colección Ikerlanak/Estudios del Archivo General de Guipúzcoa, asegura que su supresión se debió sobre todo a motivaciones de carácter político.Juan Antonio Morales Arce (Sestao, 1966) presentó ayer el resultado de siete años de investigación sobre una institución por la que pasaron "las élites del País Vasco". Se adentra en su historia, llena un vacío documental existente y muestra "el desarrollo inaudito que experimentó en el siglo XIX". Pero también los momentos más duros de su desaparición en 1842. El Gobierno adujo causas económicas y falta de alumnado para la supresión de la Universidad de Oñati, y tras el cierre del centro de Vitoria, dejó al País Vasco sin una institución pública oficial de estas características. Morales plantea en su investigación que fueron las motivaciones políticas las de mayor peso a la hora de tomar esta decisión. "En ese momento estaban los progresistas en el poder y eran contrarios al sistema foral y en la Universidad de Oñati se formaron personajes destacados en la defensa de los fueros".

El autor encuentra aquí un aspecto diferencial con Catalunya, donde la Universidad se mantuvo en Barcelona. Y es cauto al afirmar: "Pienso que este hecho pudo afectar en el comportamiento de las élites políticas vascas en una cierta mayor radicalidad". A su juicio, "la ausencia de una institución universitaria pudo crear una especie de exilio intelectual" y concluye: "Ahí puede estar la diferencia entre el nacionalismo catalán y el vasco".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de diciembre de 1999