La subida de la inflación hasta el 2,7% en noviembre ha vuelto a desbaratar los objetivos del Gobierno. Este mal resultado (0,9 puntos por encima de la previsión inicial) obliga al Ejecutivo a compensar a los pensionistas por la pérdida del poder adquisitivo. En febrero cobrarán una paga extra de 7.000 a 20.000 pesetas, lo que supone 60.000 millones para las arcas del Estado. El Gobierno se gastará otros 56.300 millones en la repercusión de esa paga en las pensiones del 2000.
Economía ha arrojado la toalla y ya admite que no cumplirá el segundo objetivo de inflación del 2,4% (el inicial fue del 1,8%). El secretario de Estado de Economía, Cristóbal Montoro, admitió ayer que la inflación a final de año puede incluso duplicar el porcentaje registrado en 1998, que fue del 1,4%. El nivel de subida de precios alcanzado hasta noviembre es el peor desde enero de 1997, cuando la inflación interanual llegó al 2,9%. El Gobierno del Partido Popular ve esfumarse así, a punto de acabar la legislatura y de abrirse el periodo electoral, la credibilidad que había logrado en los tres ejercicios anteriores en el capítulo de la contención de los precios. Gracias a esos resultados de años anteriores, España pudo cumplir las condiciones de incorporación al euro. La quiebra se inició en marzo pasado. Ahora, el mal dato de noviembre se ha debido, principalmente, a los alimentos frescos y a la energía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de diciembre de 1999