Un niño de 10 años, alumno de la escuela primaria de Randolph, en Virginia (EE UU), admitió ayer ante los tribunales -en el marco de un arreglo judicial- haber puesto jabón en la botella de agua de su maestro, Michael Searles. El niño, que fue denunciado de intento de asesinato por Searles junto a un compañero, recibirá la sentencia en enero. El caso ha suscitado la indignación de algunos grupos de la comunidad hispana a la que ambos niños pertenecen y que acusan al maestro de haber reaccionado exageradamente a una travesura.
El 12 de octubre, Searles percibió un sabor extraño en el agua de su botella y, ante el temor a un envenenamiento, llamó a las autoridades policiales y médicas.
Según la policía, los niños acusados introdujeron una solución antibacterias en el recipiente. Algunos alumnos aseguraron que ambos habían amenazado al maestro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de diciembre de 1999