Pasada la euforia de las entrevistas, homenajes y festejos varios tras la recepción del premio, el último Nobel de Literatura sacó tiempo para visitar una escuela en Rinkeby, localidad a las afueras de Estocolmo que se distingue por tener uno de los porcentajes de población extranjera más elevados de Suecia. Günter Grass tuvo oportunidad de dialogar, entre otros, con los jóvenes somalíes Amran Mohamed, Leyla Arai y Sadia, que le regaló una rosa. Sabedores del gusto por la cocina del escritor alemán, le invitaron: "Si vienes a casa te convidaremos a saanbuus, una empanada muy condimentada, según receta somalí". El escritor no pudo, por razones de tiempo, aceptar la invitación, pero se llevó la receta para prepararla en su casa, así como un libro con textos y dibujos de los alumnos de octavo de la escuela. Desde hace tiempo, los estudiantes de Rinkeby preparan escritos y diseños del Nobel del Literatura correspondiente, con la intención de entregárselos siempre que éste decida visitarlos. Así lo hicieron con Darío Fo, y con José Saramago el año pasado.- ,
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de diciembre de 1999