Hace un siglo, en la época colonial, a muchos norteamericanos les parecía justo y natural que los países que ostentaban el poder organizaran los asuntos de otros países. Así es cómo (...) Estados Unidos pudo construir un canal que uniera los dos océanos. Ahora, Estados Unidos actúa conforme a los nuevos tiempos, devolviendo el canal a la completa soberanía y responsabilidad de aquéllos a quienes no se tuvo en cuenta a la hora de construirlo sobre sus tierras. Hace veinte años, atendiendo a las corrientes nacionalistas de Panamá, el Senado de Estados Unidos aprobó los tratados de Jimmy Carter sobre la entrega a Panamá por etapas. (...)Los barcos mayores y la creación de una Armada en dos océanos han hecho que el canal sea menos vital para los intereses norteamericanos, aunque aún sea provechoso. Además, el tratado en sí mismo otorga a Estados Unidos un último derecho de defensa del canal. Estos argumentos quitan valor a los temores residuales que sobre el tema manifiestan algunos norteamericanos, que tratan de ver el asunto como una retirada y una derrota. Un contrato firmado por la administración del canal con una empresa de Hong Kong ha alimentado el miedo a una inminente amenaza comunista por parte de China. (...) Sin embargo, la mayor seguridad para el canal vendrá inevitablemente de la fortaleza de la economía y la democracia de Panamá. Es una pena que esta semana Bill Clinton, por no intervenir directamente en la ceremonia de entrega, perdiera la oportunidad de fortalecer simbólicamente la colaboración entre Estados Unidos y Panamá.
17 de diciembre
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de diciembre de 1999