Filosofar no puede ser el fuerte de una persona que, como yo, a los 12 años tuvo que abandonar el colegio, a mediados de los años sesenta, para con su trabajo ayudar a la economía familiar; pero a pesar de ello voy a arriesgarme, como muestra de mi más sincero agradecimiento a todas las personas que hacen las páginas de Sociedad, y particularmente la sección de Futuro que todos los miércoles aparece en el diario que usted dirige.Créame que después de estar acribillado de noticias políticas y acosado por las referencias al deporte rey, perderme en la lectura de las mencionadas secciones me hace sentirme en el sitio exacto que ocupo en ese lugar llamado universo. Invito a los lectores de EL PAÍS a perderse en esas mencionadas páginas, no sin antes advertirles de que ello, consecuentemente (al igual que a mí), puede producirles adicción. Sana adicción (pienso yo) que nos acerca a comprender mejor ese lugar que realmente ocupamos. Conocernos mejor a nosotros mismos y, por consiguiente, a nuestros semejantes.
Gracias sinceras a Alicia Rivera, Malén Ruiz de Elvira, Mónica Salomone y a todos los que trabajan en la elaboración de las mencionadas secciones, para ustedes este pensamiento que la lectura de sus artículos me ha causado: "No hay mejor luz que la que nos descubre el saber y el conocimiento del mundo que nos rodea".- . .
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de diciembre de 1999