Daniel Martínez España, de 25 años, presunto autor del disparo que causó la muerte a un joven en la discoteca Blade de Cornellà el día de Navidad, ha sido acusado por el fiscal de homicidio doloso y tenencia ilícita de armas, delitos castigados con hasta 21 años de cárcel. Después de prestar declaración ante la titular del Juzgado número 3 de Cornellà, Rosa Maria Sánchez Sánchez, que instruye el caso y ordenó su ingreso en la cárcel Modelo, el presunto homicida se mostró arrepentido y aseguró: "Nunca tuve intención de matar a nadie y menos a una víctima inocente".Antoni Viader, el abogado de Daniel Martínez, considera que los hechos de los que fue autor su cliente son constitutivos de un delito de imprudencia temeraria, que lleva consigo una pena mucho menor que la correspondiente a las acusaciones del ministerio público. En concreto, Viader cree que la acción de Daniel Martínez, un joven con antecedentes por pequeños delitos, debería comportar una pena de entre uno y cuatro años de prisión.
El letrado asegura, además, que en este caso concurren una serie de atenuantes, como el hecho de que el presunto homicida se entregara por propia voluntad a la policía, su estado de embriaguez en el momento de disparar el revólver y la ofuscación que padecía después que "tanto él como su primo, que iba con un brazo escayolado porque había sido operado 15 días antes, fueran agredidos por empleados de la discoteca".
En su declaración ante la juez, el presunto homicida aseguró que volvió a la discoteca Blade después del altercado que tuvo con los porteros, y su abogado señaló que cuando estaba dentro de su coche "un conocido le dio una pistola para que les diera un susto". Esta pistola, en realidad un revólver Magnum del calibre 44, fue el arma de la que salió la bala que acabó con la vida de Javier López Berengué, también de 25 años, tras atravesar una puerta metálica que estaba cerrada.
Según el relato del detenido, tras efectuar el disparo devolvió el arma a la misma persona que se la había entregado. La policía busca a esta persona -otro cliente habitual de la discoteca-, que podría ser acusada de inductora del homicidio y de tenencia ilícita de armas.
Por esta razón, la defensa sostiene que en ningún momento Daniel Martínez tuvo intención de lastimar a nadie. "Ni siquiera se hizo la representación mental de hacerlo", añadió el letrado. Prueba de ello, aseguró, es que Martínez se enteró de lo ocurrido cuando al día siguiente vio la noticia en televisión y comprendió "que estaban hablando de él". Viader también pedirá que los propietarios de la discoteca asuman la responsabilidad civil. Entretanto, los abogados de la discoteca han recurrido contra la orden de cierre decretada por la Generalitat y ejecutada el lunes, aduciendo que no hubo una orden administrativa previa a la de cierre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de diciembre de 1999