Cuatro inmigrantes debieron ser hospitalizados ayer después de que inhalaran gases tóxicos del incendio que se desató de madrugada en el centro de internamiento de Málaga. Dos de ellos recibieron el alta poco después del mediodía, mientras los otros dos continuaban ingresados sin que su estado revistiera gravedad. La Subdelegación del Gobierno confirmó que el siniestro fue intencionado. La policía añadió que el fuego fue provocado por alguno de los cuatro inmigrantes heridos a fin de demorar su expulsión, pero no precisó ninguna identidad. Un juzgado malagueño abrió diligencias tras recibir la denuncia de la comisaría de la que depende el centro.
Los hechos se produjeron sobre las 3.30 de la madrugada, cuando comenzaron a arder dos colchones del módulo 1, el más grande del edificio. El humo obligó a realojar en otras celdas a los 22 inmigrantes que se encontraban en el centro al producirse el siniestro y a evacuar a los cuatro intoxicados al hospital Carlos Haya. A otros hubo que suministrarles oxígeno, pero no fue necesario su ingreso en el centro sanitario. El módulo quedó destrozado y tardará unos dos meses en ser reparado, según las estimaciones de la policía.
Apenas tener conocimiento del incendio, el segundo desde el pasado verano, el Defensor del Pueblo nacional abrió una investigación para esclarecer lo ocurrido. En noviembre esta institución pidió al Ministerio del Interior que se subsanaran las deficiencias del centro y denunció su estado de abandono por la "ostensible" falta de inversiones.
Por otra parte, un inmigrante norteafricano murió ayer atropellado en la carretera A-323, en Campillo de Arenas (Jaén). El hombre fue arrollado por un turismo cuando echó a correr, tras ser descubierto por el conductor del camión en el que viajaba escondido. Se desconoce la identidad del inmigrante ya que no llevaba encima ninguna documentación. El camión procedía de la localidad marroquí de Agadir.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de diciembre de 1999