Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Reportaje:

Campus de veteranos

Clara Viorreta llevaba seis décadas sin hacer deberes. Pero hace dos años esta septuagenaria cogió carrerilla. Comenzó por apuntarse en clases para obtener el graduado escolar y este otoño se ha iniciado en la vida de facultad a través de un campus muy especial: el de la Universidad de Mayores destinado a personas con más de 55 años. La experiencia la han puesto en marcha la Universidad Complutense y la Comunidad de Madrid para ofrecer una oportunidad de ampliar conocimientos a quienes no pudieron adquirirlos en su día.Ése es el caso de Clara, a quien la guerra civil truncó sus sueños. Dejó de estudiar con ocho años y no ha vuelto a las aulas hasta ahora. "Me he apuntado para que no se me mueran las neuronas que me quedan", explica con humor. "Además, en clase me junto con mi hermano y mi cuñada y hago amigos", apostilla.

Su hermano Ángel, de 75 años, no era al principio muy feliz con la idea de volver a sentarse en un pupitre: "A mí y a mi mujer nos apuntaron nuestros hijos pero no me hacía gracia dejar de hacer la siesta para venir a clase. Pero estudiar de nuevo me rejuvenece". Su esposa, Carmen Arabaolaza, de 74 años, recuerda la cara de estupor de sus nietos al enterarse de que tenían abuelos universitarios. "Ahora siempre me proponen que hagamos juntos las tareas", comenta.

Teresa Martínez, María Jesús Aparicio y Cristina Fresno, todas con menos de 58 años, son de las benjaminas de esta facultad. Las dos primeras ejercen de amas de casa aunque antes trabajaron de delineante y secretaria, respectivamente. Cristina, la tercera, es una traductora prejubilada. "Queríamos ampliar nuestros conocimientos sin matricularnos en una carrera ni pasar el acceso directo a la universidad para mayores de 25 años", comentan. "La única pega que vemos al programa es que tiene demasiadas materias y casi no da tiempo a verlas con un poco de profundidad", reflexionan.

El temario está dividido en tres cursos, cada uno de ellos de 100 horas lectivas. Al finalizar se recibe un diploma de extensión universitaria. En el primer año las materias versan sobre Madrid, su arte, su historia y su geografía y también nociones de derecho y de psicología de la edad adulta. El segundo año el temario se amplía a España y se adentra en cuestiones políticas y médicas. El tercer curso tiene carácter más universalista. En total, seis horas de clase a la semana.

A las pruebas de acceso de estas clases que cuestan 10.000 pesetas al año se presentaron 228 candidatos. No hacía falta titulación alguna, sólo haber cursado algún estudio primario.

El director de esta universidad, Álvaro Galmés, miembro de la Real Academia de la Historia, destaca las ganas de saber y el afán participativo de los matriculados. Otra de las peculiaridades de este campus es su precariedad de medios. Alumnos y profesores disponen sólo de un aula en la escuela universitaria de biblioteconomía y documentación de la Complutense, en Chamberí (teléfono 91 394 67 07). Galmés ha pedido al presidente, Alberto Ruiz-Gallardón, otro local más espacioso para el año próximo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de enero de 2000