La globalización también afectará en los próximos años a la enseñanza superior. La sociedad del conocimiento exige contar con trabajadores cada vez más cualificados y la universidad será el lugar donde acudan a formarse. Por otro lado, la enseñanza superior deberá adaptarse a los requerimientos de una sociedad plural, en la que convivirán diferentes culturas, lenguas y religiones.Manuel Gallego, rector de la Universidad Pontificia Comillas, cree que el primer problema que deberá resolver la universidad como institución al servicio de la sociedad es el "desempleo estructural". A su juicio, la solución será aumentar la conexión entre universidades y empresas.
Gallego también atribuye a la enseñanza superior la responsabilidad de "enseñar a los ciudadanos a convivir y respetarse por encima de sus diferencias".
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La incógnita está en saber si la universidad pública será capaz de financiar la adaptación a las nuevas demandas sociales, sobre todo la inversión en nuevas tecnologías, o si el futuro de la enseñanza superior dependerá del desembarco de capital privado.
El secretario general de la Federación de Enseñanza de CCOO, Fernando Lezcano, augura una tendencia a "liberalizar la enseñanza superior". Lezcano opina que los conciertos entre universidades y empresas acapararán la oferta universitaria, y que los países en vías de desarrollo se convertirán en importadores de formación a distancia. "En Europa, la universidad tiene mucha historia y es más difícil que los gobiernos se desentiendan de la enseñanza superior".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de enero de 2000