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Partidarios de "abofetear con sensatez y cuidado"

Abolido desde 1987 en los colegios públicos, el castigo corporal no desapareció de los centros privados británicos hasta el 1 de septiembre de 1999, cuando quedaron también obsoletas las varas y reglas de madera, vestigios de una era retratada con maestría en la literatura en inglés, desde Dickens a E. M. Forster. Pero en los últimos meses se ha vuelto a discutir sin rubor la necesidad de recuperar los cachetes para mantener el orden en las aulas. Como sucede en el caso de las familias, los educadores partidarios de un manotazo a tiempo a un estudiante díscolo sostienen que no es lo mismo abofetear "con sensatez y cuidado" que golpear con violencia. Los sindicatos de profesores afirman que repartir cachetes no mejora la disciplina, pero que muchos docentes no se atreven siquiera a reprender a un pupilo revoltoso por miedo a ser demandados.

Para la ONG internacional Save the Children, una agrupación de protección de menores, confundir a los padres en este terreno no es de recibo. "Los bofetones nunca pueden ser cuidadosos". Han desaparecido de las escuelas, pero el Gobierno ha perdido la oportunidad de abolirlos en el hogar, que es donde más peligrosos son.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de enero de 2000