"No existe ya ese pesimismo crítico en el que los españoles hemos estado instalados tanto tiempo, y hoy estamos bastante reconciliados con nuestra historia". Es la tesis que sostiene el historiador Juan Pablo Fusi en La evolución de la identidad nacional. El libro analiza la formación de España como nación, a partir del siglo XV hasta hoy. Y concluye que, a pesar de sus coyunturas, España no ha sido diferente ni más violenta que otros países.
Esa visión de la generación del 98 de España como problema, o como país dramático en la guerra civil, o esa España fracasada que sintió durante el franquismo, está vencida hoy por los españoles, según el historiador Juan Pablo Fusi (San Sebastián, 1945). Basa la reconciliación con su historia en que no existe un "fiero españolismo", como el de Unamuno, y en que la sociedad "asume las diferentes personalidades de cada comunidad". Incluso los nacionalismos ("procesos lógicos sin artificialidad") están viviendo un momento dulce, defiende Fusi. "Nunca han tenido más poder en la historia de España y han condicionado más su política". Sobre el conflicto en el País Vasco, el historiador es tajante. Niega lo que se denomina problema vasco ("no hay contencioso histórico entre una región y el Estado") y dice que el problema es "del nacionalismo vasco y de ETA". En La evolución de la identidad nacional (Temas de hoy), Fusi analiza la formación de España como nación desde un punto de vista "no esencialista" y da una visión "no nacionalista" de los nacionalismos.La idea de España surge en el siglo XVI, pero no se articula hasta el XVIII. Y lo hace en las peores condiciones: durante la gran crisis, entre 1790 y 1840, con la guerra de la independencia, la carlista ("que arrojó a los militares a la política") y siendo enormemente pobre. "Es la gran paradoja, que ha sido una gran nación y en esa crisis su Estado se desmantela". Sin embargo, para Fusi España no es diferente: "Mi visión es menos dramática. Su articulación en el XIX no es fácil. Pero no hay que hacer metafísica de la idea de España. Es una variable europea con sus especificidades, pero no más violenta". La leyenda negra, que el Romanticismo acuñó, es una reacción similar al antiamericanismo de hoy, contraria al país hegemónico, según Fusi: "Esa idea de España eterna fue producto de una invención literaria y política de los siglos XIX y XX".
Tampoco en la formación de la identidad cultural España ha diferido. Fusi no se atreve a enmendarle la plana a Américo Castro, quien decía que su particularidad residía en la suma de la cultura judía, cristiana y musulmana. Pero el catedrático añade el enriquecimiento de otras corrientes europeas. "Incluso la iconografía religiosa, que España la asume como esencia, la trajeron los flamencos que se instalaron aquí".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de enero de 2000