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Crisis alimentaria en Bélgica tras morir 10 vacas de un extraño mal

La inquietud ha vuelto a apoderarse de Bélgica tras la muerte repentina de diez vacas lecheras en dos granjas de Flandes. La producción láctea de las dos explotaciones ha sido retirada de la circulación y no se descarta el sacrificio de todos los animales de ambas instalaciones. A la crisis de la dioxina desatada en Bélgica en la primavera de 1999 y a la contaminación de la Coca-Cola unas semanas después se le suma ahora este misterioso caso. Los veterinarios descartan la infección bacteriológica y cobra fuerza la hipótesis de que el mal se oculte en la alimentación (las dos granjas adquieren un pienso de remolacha del mismo suministrador).

Todos los animales presentaban pérdida de fuerza, problemas cardiacos y reducción en un 30% de la producción de leche. El Ministerio de Salud Pública belga ha incautado las carcasas de los animales muertos para evitar que fueran introducidos en la cadena alimentaria animal y humana.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 25 de enero de 2000