Mientras circulaba desde Torrejón de Ardoz, lugar donde trabajo, hacia Alcobendas, lugar donde vivo, entre los ruidos de los aviones que en esos momentos sobrevolaban el atasco habitual de la N-II, he oído por la radio que el proyecto del aeropuerto de Campo Real quizá quede paralizado, ya que en sus inmediaciones habita una colonia de avutardas, aves en peligro de extinción.Me reconforta saber que alguien se ocupa de estas aves y lamento la decisión que tomaron de irse a vivir tan lejos de mi hábitat; si hubieran elegido las inmediaciones de Barajas, varios humanos dormiríamos mucho mejor. Sin embargo, parece ser que junto a Barajas sólo hay colonias de seres humanos, y, hoy por hoy, no parece que estemos en peligro de extinción. Lástima que en la colonia donde vivo, por poner un ejemplo cercano, a menos de 70 metros de la N-I, no haya avutardas o cualquier otro simpático grupo de aves en peligro de extinción.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de enero de 2000