Nuestra comunidad de vecinos se cansó un día de la torpeza de sus administradores y decidió despedirles. Ellos reaccionaron limpiando la cuenta corriente que teníamos en la sucursal de la calle de Quintana de Cajamadrid mediante la expedición de un más que sospechoso recibo por 500.000 pesetas, la totalidad del saldo existente, que la caja pagó. Al darnos cuenta y reclamar a la sucursal, los responsables de ésta se escudaron en las peculiaridades de la informatización bancaria, y ahí comenzó un largo calvario.Nos dio la razón el arbitraje al que tuvimos que someternos y también el Banco de España, requerido al efecto, pero Cajamadrid no se da por aludida y ahora estamos en los tribunales gastando nuestro dinero y el de los accionistas de la caja. Ya sabemos cómo se las gastan los bancos, pero ahora, con la informatización, tienen la excusa ideal para facilitarles el trabajo a los amigos de lo ajeno. Por ello, y dada esta experiencia, recomendaría a las comunidades de propietarios que controlen a sus administradores, cambiarlos de vez en cuando no es mala idea.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 9 de febrero de 2000