Lo malo de que para muchos políticos sólo cuentan los votos es que son capaces de cualquier cosa, incluso de las más insoportables, con tal de no perder ni uno solo de todos los que puedan conseguir.Los graves sucesos de El Ejido nos han permitido comprobar que allí a la abundancia de dinero no la acompañó un desarrollo integral, de manera que la riqueza ha estado huérfana de atenciones políticas, sociales, culturas, y que la llegada de gentes en busca de un trabajo que abunda se ha hecho sin un control sobre las condiciones de vida en las que se desenvuelven quienes, según reconocen los propios agricultores, han sido fundamentales para el crecimiento de la riqueza. Han fallado las voluntades políticas, pero ya no es tiempo de lamentaciones, es tiempo de actuaciones.
Si después de esto nadie se plantea la necesidad de mirar hacia el Poniente almeriense para hacer políticas de futuro será doblemente grave la insistencia en el error. Pero, de momento, lo más urgente es la paz y para lograrla es importante el acuerdo al que han llegado inmigrantes, sindicatos y empresarios, por el que se ha producido la vuelta al trabajo y a una cierta normalidad. Pero nada es seguro sobre su valor como instrumento para la paz, porque el alcalde se niega a colaborar. No quiere ceder suelo municipal para la construcción de viviendas sociales, viviendas necesarias si no queremos seguir siendo consentidores, todos, de las condiciones de vida totalmente infrahumanas en las que viven la mayoría de los inmigrantes.
El alcalde parece más dispuesto a guardar los votos que le han llevado a la alcaldía que a trabajar porque su pueblo sea un lugar donde la convivencia en el respeto a las libertades y la dignidad de todos sea posible. Lo peor de la postura del alcalde es que la apoya el presidente del PP almeriense, Rodrigo Robles. En El Ejido se están jugando muchas cosas, pero en el PP parecen pensar que los votos son lo más urgente. No es que sea el único partido capaz de cualquier cosa por los votos, es que en este momento da pie a esa interpretación por su apoyo a Juan Enciso, su alcalde de El Ejido, que defiende sus votos de esa manera insoportable que lleva a algunos políticos a ponerlos por encima de todo, incluso del futuro de ellos mismos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 15 de febrero de 2000