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CARTAS AL DIRECTOR

Los móviles, los jóvenes y nosotros

Estoy de acuerdo con la carta del viernes 12 en su periódico sobre la necesidad de que los jóvenes desconecten sus móviles durante las clases. Es evidente que alteran la clase, distraen a los alumnos y ponen nervioso al profesor. Soy profesora y me ha pasado varias veces.Pero denunciarlo sin más es hipócrita. Los jóvenes no hacen más que imitar a sus mayores. Todos hemos oído un móvil en el cine, en el teatro, en una conferencia o en un acto religioso, y aquí también alteran, distraen y ponen nervioso. Si no somos capaces de desconectar el móvil en un espectáculo, en una comida o en la boda de un amigo, si estamos más pendientes de las llamadas que de nuestra actividad, no podemos esperar que nuestros hijos hagan lo contrario.

Somos nosotros los que les enseñamos que es imprescindible saber quién nos llama y para qué. Parece que hayamos olvidado que antes de existir los móviles no dejábamos de enterarnos de las cosas, no en el acto, es cierto, pero casi nunca con un retraso importante.

No se puede negar la utilidad del teléfono móvil, pero ¿nunca ha sentido que su conversación es poco interesante al sonar el móvil de su acompañante y quedarse con la palabra en la boca?

Si los mayores no actuamos con educación, no podemos exigirles educación a los jóvenes.- . .

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 17 de febrero de 2000