Una interesante novillada de Fuente Ymbro. De cabezas cómodas en general. Pero dando un juego como para que se lucieran los espadas. Se destaca el primero y el sexto, porque creó un clima de expectación en la plaza por ver si el torero podía con él. El colombiano Ramiro Cadena hace un toreo de mucha calidad. Destacamos en su primer toro derechazos de altísimo son. Asimismo, los naturales que teje a sus toros los hace con sumo esmero. En su segundo toro dio algunos naturales que eran auténticos carteles. Fueron pases de excelente factura. Lamentablemente está muy verde con la espada. No se centra. Tal vez le falta decisión a la hora de irse tras los aceros. De todos modos, dejó una impresión muy fuerte entre los aficionados, por su sensibilidad torera.
Fernando Robleño es un torero con mucho oficio, con mucho sentido de cómo es el público y se lo gana con mucha facilidad. En su primer toro estuvo bien, entonado, y entendiendo muy bien cómo había que recibir al novillo con la muleta en los primeros pases, es decir, dándole mucha distancia. Después toreó acercándose más y lo hizo bien. Sin embargo, en su segundo toro estuvo demasiado pegapasista, demorándose una eternidad. Ése es un fallo que tiene que corregir. No se puede aburrir al personal, sobre todo porque era un buen novillo.
Sergio Aguilar cortó la única oreja de la tarde. Hace un toreo ceremonioso, muy elegante, con mucho empaque. Torea bien con las dos manos. Da gusto verle torear por el primor que pone en todo lo que hace. Su fuerte por ahora estriba en las banderillas. Ahí se mete al público en el bolsillo. Es imprescindible que aprenda a entrar a matar, porque parecía que era el primer novillo que mataba en su vida, incluido erales, becerritas que haya podido matar en los tentaderos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 19 de febrero de 2000