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La locura del claqué

Resulta curioso que en una ciudad como Barcelona coincidan dos espectáculos casi con el mismo nombre. Así que, atención: Top dogs y Tap dogs no tienen nada que ver. Top dogs es el espectáculo teatral que ha estrenado Mario Gas en el Villarroel Teatre. Y Tap dogs, que se estrena esta noche en el Tívoli, es un espectáculo procedente de Australia de la llamada tap dance, una evolución del claqué clásico. Tap dogs alcanzó un éxito fulminante en su estreno de Sidney en 1995 y luego ha conquistado medio mundo. Que vienen dispuestos a arrasar también aquí lo demuestra el hecho de que en toda España no actúen sino en teatros con aforos superiores a 1.000 localidadees y pretendan alcanzar la cifra de 80.000 espectadores.

Son seis bailarines en escena. Lo que muestran es una jornada de trabajo en el sector metalúrgico. Un espacio, pues, que reproduce el universo de tuberías, cemento y hierro de un paisaje industrial. Dos horas bastarán para que los bailarines demuestren su talento y originalidad utilizando todos los elementos que encuentren a su alcance para generar el ritmo trepidante que caracteriza al claqué y exige el tap dance.

Las críticas hablan de innovación y de la fuerza y la vitalidad que ha sabido insuflar el coreógrafo Dein Perry a los bailarines. Ganador de dos premios Olivier, el primero por Hot shoe shuffle y el segundo por Tap dogs, Perry ha revolucionado el mundo anglosajón de la danza.-

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de febrero de 2000