Las discrepancias entre el Ayuntamiento de Tarragona (CiU-PP) y diversas empresas constructoras han provocado el aplazamiento e incluso la paralización de importantes obras previstas en la ciudad. Los problemas provienen de las dificultades económicas de algunas empresas que piden más dinero del presupuestado inicialmente. En otras ocasiones, las constructoras tienen un exceso de trabajo y hasta responsabilizan al consistorio de la demora en la concesión de permisos y licencias. El alcalde, el convergente Joan Miquel Nadal, propuso ayer a la comisión de gobierno una solución salomónica, para resolver el contrato de adjudicación de determinadas obras y tramitar por la vía de urgencia la ejecución de los trabajos pendientes a cargo de otras empresas.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de febrero de 2000