Las autoridades navales italianas han facilitado al cónsul español, Miguel Benzo, un teletipo que revela que el mensaje de socorro emitido por el mercante italiano Espresso Catania se transmitió a las 23.22 horas del pasado día 14, exactamente 17 minutos después de que se produjera su colisión con el Zafir, el carguero de bandera portuguesa con 14 tripulantes españoles, de los que sólo pudo salvarse uno. "Si estos datos son ciertos, habría que desmentir las informaciones publicadas según las cuales pasó una hora desde la colisión hasta la emisión del SOS por parte del Espresso", afirma Benzo. El teletipo que se encuentra en posesión de Benzo indica que el Zafir se encontraba en una latitud 38-34, longitud 016-42, cuadrante Nordeste y que "el mensaje fue trasmitido en una frecuencia de banda VHS". "Estoy intentando comprobar la veracidad de estos datos. Si fueran ciertos, significarían que las autoridades navales italianas sabían desde el principio que se había producido una colisión aunque desconocieran la posición exacta de los restos del Zafir debido a la influencia posterior de las corrientes marinas", explica Benzo.
Estos datos son fundamentales en la investigación de las causas del accidente, cuyas diligencias está llevando a cabo la magistrada Paola de Franceschi, y en la posible atribución de responsabilidades a la tripulación del Espresso.
En cuanto a la intervención de las autoridades navales italianas, "parece ser que dieron prioridad al rescate de las víctimas en vez de a la localización exacta de la nave", concluye el cónsul.
Mientras tanto, el portavoz de los familiares de los marineros españoles desaparecidos en el naufragio, David Iñarrea, insistió ayer en la indignación que les embarga por la pasividad, en su opinión, tanto de las autoridades italianas como de las españolas en las labores de recuperación de los diez cadáveres que yacen todavía en el fondo del mar Jónico.
Según Iñarrea, es "incomprensible" que después del tiempo transcurrido no se sepa aún el sitio exacto en el que se halla el buque hundido. "No se está haciendo nada", se lamenta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de febrero de 2000