Tan sólo unas líneas para concluir la polémica acerca de la Unión Militar Democrática (UMD). Una frase en una reseña ha bastado para generar una protesta muy encendida que disculpo por la represión sufrida, aunque me parezca desmesurada. Más que preocuparme por los juicios a mi persona, me resulta desagradable que se dirijan a quien fue también miembro de la UMD.Creo que en la UMD y en muchos movimientos políticos de la transición hubo ambigüedades, hoy superadas, que no disminuyen el mérito de quienes militaron en ellos. Lo mejor que pueden hacer los protagonistas es narrar sus experiencias, y mejor si lo hacen evitando dos inconvenientes que pueden ser graves: la megalomanía y el narcisismo.- . Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de febrero de 2000